Utilizamos datos de 5,150 viajes de pesca realizados por 649 pangas: 58% de camarón, 24% de chano, 9% de curvina golfina y 9% de sierra. El costo de gasolina se basó en el gasto promedio por viaje y el precio se basó en el promedio de los precios de mercado registrados durante octubre 2014. Para calcular el costo de la red dividimos el precio total de la red entre el promedio de viajes en cada pesquería. El precio de kilo de captura se basa en el valor modal (precio más común) entre 2011 y 2014. Utilizamos datos provenientes de compradores locales del 2011 al 2013 para obtener el mejor y el peor escenario (# de viajes por temporada). Nuestros datos incluyen capturas no reportadas en los avisos de arribo registrados por CONAPESCA. Las estimaciones aquí presentadas no incluyen todos los costos (por ejemplo: motores, reparación de equipo, remolques, salarios); solamente consideramos los costos de gasolina y el costo del chinchorro en cada pesquería ya que pueden representar hasta el 80% del costo de operación.

Resultados y Conclusión

Estimamos que suspender la pesca durante un año generará una pérdida aproximada de 263.3 millones de pesos para San Felipe y 645.3 millones de pesos para Golfo de Santa Clara (mejor escenario). La pérdida promedio en ganancias por panga es de 1.15 millones de pesos para San Felipe y 1.53 millones de pesos para Santa Clara.

Para proteger la vaquita marina es necesario conocer el valor económico de las pesquerías del Alto Golfo de California, ya que esta actividad sostiene el tejido social de la región y es la principal fuente económica de los poblados de la región. Si bien la suspensión de actividades pesqueras representa importantes esfuerzos para recuperar la población de la vaquita marina, los cierres de pesquerías no sólo generan impactos al sector pesquero. Los costos de este tipo de medidas de conservación también los absorben compradores, trabajadores de plantas procesadoras, los negocios que dependen de los productos pesqueros, los consumidores y los visitantes que buscan actividades relacionadas a dichas pesquerías. Una medida como la suspensión de pesca sólo rendirá beneficios para la vaquita si forma parte de una estrategia que subsane la pérdida en las ganancias económicas, mantenga los niveles de empleo y genere oportunidades de crecimiento y educación, que ayuden a mejorar la calidad de vida en las comunidades.